Ser sexi no es cosa de niñas

Esther Vivas | El Periódico

¿Se puede ser sexi con 5 años? Algunos creen que sí, e incluso lo encuentran gracioso y divertido. Sino quien compraría esos disfraces de Carnaval para niñas que recientemente han encendido las redes sociales: “enfermera sexi”, dice el embalaje, con la foto de una pequeña con tacones de aguja y pose sensual, o la versión de “bombera”, con idéntica publicidad. Ambos disfraces dirigidos a pequeñas de entre 4 y 6 años. No son un caso aislado.

En Carnaval parece que disfrazarse ya no se lleva, o al menos en el sentido estricto que le da el diccionario: “disfrazar, desfigurar la forma natural de alguien o de algo para que no sea conocido”. Vestirse de bocadillo con patas ya no está de moda. Ahora, si eres mujer, o por lo que hemos visto también si eres niña, de lo que se trata es de mostrarse sexi. En la tienda de disfraces encontramos trajes de médico, cura o policía para él, y la versión erótica y femenina para ella. La mujer como objeto sexual. Se trata de la nueva tendencia del mercado.

Estereotipos de género

La publicidad, los juguetes, las series, los videojuegos, las revistas… nos presentan día tras día a niñas con ‘look’ de mujeres adultas a quienes las pequeñas intentan imitar. Desde el ‘kit’ de maquillaje a los sostenes con relleno que les ofrecen algunas marcas, la erotización y la hipersexualización de la infancia es una realidad. Se acelera el tránsito de la niñez a la adolescencia, sin poder vivir lo que corresponde a cada edad. Las niñas son forzadas a madurar, en un momento esencial de sus vidas en el que se configura la identidad. Una tendencia que consolida los roles de género y los estereotipos sexistas. A ellas, les corresponde ser la perfecta “mujercita”, sumisa, inocente, obediente, siempre atractiva para el varón.

Falsa percepción y baja autoestima

El físico se convierte en el eje central de su autoestima y de no alcanzar ese ideal, que parte de medidas imposibles, la insatisfacción con el propio cuerpo, la depresión y los desordenes alimentarios (anorexia y bulimia) se presentan a edades cada vez más tempranas. Ante tanta presión, no resulta fácil para las niñas y las jóvenes estar a gusto con su imagen. Un 54% de las que tienen entre 11 y 18 años se sienten insatisfechas con su aspecto físico, y se ven o demasiado delgadas o demasiado gordas, según una investigación de la Universidad de Sevilla y la Universidad Huelva. Lo que conduce a una mayoría a realizar dieta o a pensar que la necesitan, independiente de su peso, dejándose llevar por una falsa percepción y una baja autoestima.

Los “disfraces sexis” de Carnaval para niñas son solo un ejemplo del prototipo de mujer que se impone. Hay muchos otros: concursos de belleza infantiles, que en Francia por cierto fueron prohibidos por el Senado; aplicaciones para que las pequeñas “jueguen” a hacer operaciones de estética, ofreciendo sin reparos desde liposucciones a retoques de nariz; o salones de belleza exclusivos para niñas. En definitiva, la exaltación de la sexualidad femenina desde la más tierna infancia encaminada al sometimiento de la mujer y al negocio. Algunos lo tienen claro: las niñas de hoy son las mujeres del mañana.

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