El negocio del sacaleches

Esther Vivas | El Periódico

Si eres madre, das el pecho, quieres seguir haciéndolo, y a los cuatro meses, con nuestros ridículos permisos por maternidad, tienes que reincorporarte al trabajo, seguro que te habrás comprado un sacaleches. O eso, o se acaba la teta.

Muchas mamás lo utilizan porque es la única manera de arreglárnoslas, y también resulta práctico si tienes que salir sin el bebé o para vaciarte el pecho. Sin embargo, paradójicamente, quienes más salen ganando con su uso son las empresas. El sacaleches nos aporta una falsa ilusión de poder llegar a todo, de hacer compatible la lactancia materna con el empleo, pero esconde el problema de fondo: unas políticas de trabajo injustas. La conciliación no consiste en dar un sacaleches a las madres, sino en plantear un cambio en la organización del mercado laboral, mejorar las condiciones de trabajo y ampliar las bajas maternales.

Ahora que tanto se habla de aumentar los permisos de los padres para que lleguen a las 16 semanas, siendo intransferibles, e igualándolos a los de las madres, yo me pregunto, ¿por qué no se amplían también los nuestros? ¿Ni que sea para hacerlos compatibles con la lactancia materna exclusiva, que la Organización Mundial de la Salud recomienda hasta los seis meses?

El sacaleches es percibido como un mecanismo favorecedor de la lactancia materna, pero lo único que permite es la alimentación del bebé. Se separa la teta de la leche, y se promueve la lactancia al margen del pecho. El vínculo entre la madre y la criatura desaparece, y solo queda la leche como alimento saludable. Pero, tomar leche materna con biberón no es lo mismo que tomar la teta. Lo apuntaba una reciente investigación publicada en la revista ‘Pediatrics’, el suministro de leche materna mediante sacaleches no tiene los mismos beneficios para la salud infantil que si el bebé mama directamente del pecho. La leche materna contiene una variedad de enzimas y hormonas, cuya actividad puede disminuir en la medida en que es extraída y refrigerada, al tiempo que los recién nacidos aprenden a autorregular la ingesta de alimentos cuando maman, algo que no sucede cuando se les da el biberón, aunque sea con leche materna. Con el sacaleches se defiende la leche de las madres, pero no la lactancia materna, y la mujer pasa a ser considerada un simple objeto de producción de alimento.

En Estados Unidos, donde ni siquiera existe una baja por maternidad, y las mujeres tienen que reincorporase al empleo pocas semanas después de dar a luz, el sacaleches es un negocio boyante. El 85% de las madres estadounidenses que dan de mamar lo han utilizado al menos alguna vez y el 25% lo hace de manera regular. Su generalización en este país no tiene comparación con ningún otro. Norteamérica es el continente con un mayor consumo, seguido, a mayor distancia, de Europa y Asia-Pacífico. Aunque en esta última región es donde se prevé el crecimiento más importante en los próximos años, en particular en los mercados emergentes de la India y China. Algo que puede indicar una tendencia.

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