Una “mamá desobediente” en cuarentena: crisis de cuidados

Guadalupe Rivero | Entremujeres Clarín

“Las mejores series para mirar durante la cuarentena​”, “entrenamiento online para hacer en casa”, “las recetas más buscadas durante el aislamiento”, “actividades para hacer con los chicos”. Las propuestas se multiplican, las redes sociales se inundan de recomendaciones de contenido literario o audiovisual y, mientras tanto, una pregunta sobrevuela el aire: ¿cuándo podrán las madres dedicarse a algo de todo esto?

En tiempos de pandemia, el aislamiento social, preventivo y obligatorio dejó –aun más- en evidencia cómo el reparto de tareas domésticas y de cuidado de los hijos sigue siendo dispar entre mujeres y hombres. Esther Vivas, socióloga, periodista y autora de Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad (Ediciones Godot) destacó a Entremujeres Clarín que, ante esto, “el reto consiste en politizar la maternidad y la crianza, en señalar que es una responsabilidad colectiva de mujeres y hombres, pero también del Estado”. Para ella, “si no lo hacemos, saldremos de la crisis del Covid-19 como hemos entrado: con una crisis de cuidados enorme”.

La limpieza del hogar, las compras, la cocina y demás se suman ahora a las tareas escolares y, en muchos casos, al teletrabajo. En ese marco, ese idealizado tiempo libre brilla por su ausencia. “Es muy difícil, siendo madre y con las criaturas encerradas en casa, tener momentos de esparcimiento. Por eso creo que es tan importante decirnos que es imposible llegar a todo, que lo estamos haciendo lo mejor que podemos con las circunstancias que tenemos. Y también es fundamental compartir al máximo el trabajo de cuidados con nuestra pareja”, sostuvo la socióloga.

Ya en su libro Vivas sostenía que en condiciones normales “estar a cargo de la organización del trabajo de cuidados implica que nunca podemos desconectarnos de él”.

Con la presencia femenina en el hogar full time en contexto de pandemia, la exigencia parece aumentar: “La cuarentena tiene un impacto directo en la crianza. En la medida en que las criaturas no tienen escuela y se quedan en casa, alguien tiene que hacerse cargo de ellas. Y este alguien, en un contexto donde no hay abuelos ni personas a quien contratar para cuidarlas, acostumbra a ser la madre. Además tenemos que seguir trabajando en el mercado laboral, ya sea desde casa o incluso fuera, algo que es incompatible con cuidar a los pequeños”.

Según la Organización Internacional del Trabajo, las mujeres realizan el 76% de las horas de trabajo de cuidado no remunerado a nivel mundial. Sin embargo, actualmente las necesidades femeninas parecen abordarse aún menos. “Las madres no llegamos a todo, lo cual nos genera estrés y ansiedad, y sentimos que somos mala madre y mala profesional. Las medidas de salida a la crisis sanitaria nos vienen a decir que cada una se las apañe como pueda”, opinó la autora.

Hoy, aún en hogares donde se cuenta con un compañero, las desigualdades de género se pueden percibir fácilmente. Visibilizar la problemática puede ser la punta del iceberg para lograr ese objetivo por el cual el feminismo lucha desde hace años y que Vivas puso en palabras de manera contundente: “Hay que desfeminizar el cuidado”.

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