Micaela Robles | FiloNews
“¿Por qué tenemos que elegir entre una ‘maternidad patriarcal’ sacrificada, o una ‘maternidad neoliberal’ subordinada al mercado?”
Esa pregunta es la que guía el libro de Esther Vivas, “Mamá desobediente”, en el cual estudia la construcción cultural de la maternidad, los debates dentro del feminismo, las dificultades para conciliar maternidad y empleo, las dinámicas nocivas en la atención sanitaria al parto como la violencia obstétrica, las bondades de la lactancia materna y lo que esconde el negocio del biberón.
La periodista, socióloga, docente, escritora y analista política en radio y televisión publicó el libro en 2019 en España, y fue presentado en Argentina con Ediciones Godot y en diferentes países de Latinoamérica como Chile o Colombia.
En diálogo con Filo.News, Vivas se refirió a su libro, los estereotipos sociales, su experiencia personal, cómo atraviesa la cuarentena y por qué es necesario pensar la maternidad como “proyecto emancipador”.
El detrás de escena del libro: politizar la maternidad
Esther fue mamá en 2015 de su primer hijo, Martí. Tras ese episodio comenzó a investigar y a escribir el libro, durante tres años, en el cual decidió plasmar su propia experiencia y responder a las preguntas que ella misma se había formulado durante el embarazo y los primeros años de crianza.
“¿Cómo podía escribir sobre la maternidad sin hablar de lo que he vivido”, se pregunta en el libro. Según afirma, el proyecto nació tras conocer las violencias naturalizadas que sufren las mujeres durante este período: “La indignación que sentí fue el impulso que años después me llevaría a escribirlo”, asegura.
“Pensé que políticamente era importante hacerlo así, con sus luces y sus sombras. Las madres, y la sociedad en general, tenemos una visión de la maternidad edulcorada, que no corresponde con la experiencia materna real, y esto da lugar a la frustración y al sentimiento de culpa porque nunca llegamos a ser es madre perfecta que nos dicen que tenemos que ser”, amplió, en diálogo con este medio.
A través de referencias y análisis teórico e histórico, en el libro busca reflexionar sobre qué supone ser madre hoy, teniendo en cuenta que no hay una sola forma de vivir la marternidad, aunque si modelos impuestos históricamente que influyen en el camino.
“Hablé de mis problemas de infertilidad, de mi pérdida gestacional, de mi parto, y hablé también de la experiencia de muchas otras madres, de sus partos violentados, sus depresiones pospartos, porque la maternidad es precisamente esto”, indica.
De hecho, cuenta que la lactancia materna tuvo un papel central en su vivencia como madre; por eso defiende la importancia y el derecho de dar la teta, y la lucha contra el tabú social que existe a su alrededor de amamantar. Se trata de un tema abierto a debate, y para visibilizarlo la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF decretaron la Semana Mundial de la Lactancia del 1 al 7 de agosto.
De todas formas, el libro no busca ser una autobiografía, sino un ensayo político sobre la maternidad, parto y lactancia desde una perspectiva feminista: “Es una obra que quiere abrir puertas, romper mitos y silencios”.
Vivir la maternidad en la pandemia
Mientras se acostumbra la “nueva normalidad” en España, Vivas cuenta que la pandemia logró evidenciar la desigualdad de género en diferentes espacios, que incluyen la maternidad.
“La maternidad así como la infancia han sido de las grandes olvidadas de la cuarentena. Las medidas para dar respuesta a la pandemia han ignorado las necesidades de las criaturas y sus familias, confinando a los menores las 24 horas del día en casa e instando a sus progenitores a cuidarlos pero al mismo tiempo a teletrabajar”, explica.
Este escenario se combina con la desigualdad de género en la distribución de las tareas del hogar y la feminización del cuidado, donde las mujeres son confinadas al ámbito doméstico. Según explica en su libro, se trata del “ideal materno” patriarcal, que oscila entre la madre sacrificada, al servicio de la familia y las criaturas, y la ‘superwoman’, capaz de compaginar trabajo y crianza y de cumplir con todo.
“‘Ya habrá alguien’ son las tres palabras que mejor definen las políticas que se han aplicado en relación a la infancia y el cuidado en tiempos de coronavirus: ya habrá alguien que cuide de las criaturas, ya habrá alguien que juegue con ellas, que esté pendiente de las clases online. Y ese alguien en la mayoría de casos, una vez más, han sido las madres”, opina.
Mientras tanto, asegura que “las criaturas son las otras damnificadas”. Según un informe de Save the Children, uno de cada cuatro niñxs sufre ansiedad por el aislamiento social e incluso muchos de ellxs corren el riesgo de sufrir trastornos psicológicos permanentes.
“El cierre de escuelas tiene también consecuencias para los pequeños, al serles vetado dicho espacio de socialización y aprendizaje. Aparte del problema que significa para sus progenitores, quienes tienen que seguir trabajando, pero con las criaturas en casa. Vivimos en una sociedad niñofóbica, a la que la crisis del coronavirus ha hecho caer la careta”, evalúa.
¿Qué significa ser “mamá desobediente”?
Según explica la autora, el contexto social, personal, económico y cultural influye en la experiencia de la maternidad, y funciona dentro de un sistema patriarcal que busca controlar el cuerpo y la vida de las mujeres.
Esto influye en la propia percepción de las mujeres, quienes construyen una “máscara de la maternidad”: “Es un proceso a partir del cual las madres escondemos las dificultades que implica ser madre, donde fingimos que no pasa nada, que tampoco hay para tanto, que todo va viento en popa, porque nos ‘han dicho’ que esto es lo que tenemos que hacer. La máscara de la maternidad silencia la maternidad real en favor de una maternidad mitificada. Nuestra experiencia verdadera, pensamos, no cuenta demasiado”, evalúa la autora.
Esto comenzó a cambiar, según su visión, gracias a la lucha y conquistas del movimiento feminista: “Las mujeres hemos acabado con la maternidad como destino, nos toca ahora poder elegir cómo queremos vivir esa experiencia”, resaltó. Lejos de idealizarla, defiende la necesidad de pensar una maternidad por fuera de la establecida por el sistema, reivindicando la responsabilidad colectiva y el “proyecto emancipador” que implica.
“En la actualidad, hay una nueva generación de feministas, gracias precisamente a la lucha de nuestras antecesoras, y esto hace que miremos a la maternidad con menos prejuicios, distinguiendo entre la maternidad patriarcal impuesta y la experiencia materna libremente elegida. La nueva ola feminista debería de incluir la maternidad en clave de derechos en su agenda política”, asegura.
¿De qué hablamos cuando decimos “mamá desobediente”? “Una mamá feminista y desobediente es aquella que se rebela contra el ideal de maternidad que nos han impuesto, a caballo entre el ideal patriarcal de madre abnegada y su versión moderna neoliberal de súper mami, con un cuerpo perfecto y siempre disponible para el mercado de trabajo”, detalla.
“Una mamá feminista y desobediente es aquella que se rebela contra el ideal de maternidad que nos han impuesto”, opina la autora.
Luego sigue: “Se trata de una madre que revindica su embarazo, su parto y su lactancia, al mismo tiempo que defiende la necesidad de transformar la sociedad para que esto sea posible. Una mujer que se reconcilia con su cuerpo y reconoce su capacidad para parir y dar de mamar”.
Para eso, busca asumir la maternidad no como una práctica individual sino desde una lógica política y social, que interpele al Estado. “Ser madre no debería significar criar en solitario, quedarse en casa o renunciar a otros ámbitos de nuestra vida, y ser feminista no tendría que conllevar un menosprecio o una indiferencia respecto al hecho de ser mamá”, afirma en su libro.
Una mamá insumisa, rebelde, considerada como sujeto activo, que no renuncia a vivir la experiencia materna y que defiende el derecho de decidir sobre nuestros propios cuerpos y cómo queremos vivir la maternidad.