Nayla V. Magaña | Reforma
En Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad, Esther Vivas analiza la complejidad y las ambivalencias que hay en el acto de maternar. El libro, publicado originalmente en España, en 2019, ha tenido un extendido impacto con 12 ediciones en distintos países, el más reciente, Grecia; pero también lo hizo en México con Ediciones Godot. Su objetivo, asegura, ha sido romper mitos y silencios.
“El libro es resultado de mi experiencia como madre, especialmente por encontrar, durante mi embarazo, insuficiente literatura: no hay suficientes textos con una perspectiva completa; es también resultado de las preguntas que me he hecho, las respuestas que he encontrado y las reflexiones a las que he llegado”, dice la autora. Así, a partir de la pregunta “¿qué implica ser madre?”, la socióloga y periodista deconstruye preceptos en torno a la crianza, las violencias ocultas tras el embarazo, el parto, el posparto y la lactancia, así como evidencia que esta experiencia está llena de ambivalencias.
“No hay una maternidad única, sino modelos impuestos y esto ha generado una experiencia tensa, con contradicciones y dilemas; cada vivencia depende del contexto social y las capacidades económicas, de precarización, laborales y de discriminación”, señala.
Además de defender a la madre como sujeto de derechos, para la escritora es necesario reconocer que su rol implica fracasar, equivocarse y no ser “perfecta”; es decir, mirarla “con todas sus luces y sombras” para derribar los ideales tóxicos que se le han impuesto a la mujer. “Hay que reivindicar también la maternidad como responsabilidad colectiva, que se motive y valore el sistema de cuidados con la justicia de género, es decir, con una acción repartida entre hombres y mujeres, y que termine con el precepto de que esta capacidad presuntamente es inherente a lo femenino”, señala.
En el libro, Vivas ahonda en otras posibilidades de maternar: de manera autónoma (por elección propia, y/o acompañada de entidades que no son necesariamente una pareja sentimental); la que se busca a través de procedimientos de reproducción asistida; o, incluso, aquella que no se logra a pesar de ser anhelada.
“Es necesario reivindicar el derecho a decidir sobre la experiencia materna, que no es única ni una misma, y sucede con la libre elección; que exista el derecho al parto respetado, sin violencia obstétrica y sin que se vulneren los derechos humanos de las mujeres”, asegura. “Nada es sencillo al ser madre, recibimos un trato paternalista y es fundamental entender la importancia de decidir sobre nuestra experiencia”. La escritora sostiene que la principal sujeción para quienes deciden maternar proviene aún del mercantilismo y la herencia del dominio masculino. “Tejer narrativas que cuestionen y critiquen las construcciones sociales y dogmáticas que ha heredado el sistema patriarcal permite ver la sujeción que se ha hecho, a la vez, desde el esquema capitalista, creando una dualidad ideológica, donde existe la idea de ‘la madre abnegada’ o bien, el modelo de ‘la superwoman'”, indica.