Vassia Katsaounou | @mrs_vassia
Dentro de mi cabeza vive una mamá perfecta. Una madre que atiende las necesidades de sus hijos antes de que surjan, pero que también les permite tomar iniciativas para ser independientes. Una mamá que nunca grita, siempre está tranquila y puede establecer límites claros y firmes. Una mamá que siempre está ahí para los niños, constantemente presente y disponible, pero sin asfixiarlos con su presencia. Una mamá dedicada a ellos, sin necesidades, búsquedas ni ambiciones personales, que pueda actuar al mismo tiempo como ejemplo de mujer independiente y dinámica. ¡Una mamá tan “perfecta” que borra el trauma de hace 15 generaciones!
Esta mamá, todas las noches, mientras les leo cuentos de hadas a los niños y espero en la oscuridad a que se duerman, sale de mi cabeza, me aplasta, me come y me escupe hueso a hueso. Yo también debo levantarme, aceptar mi incompetencia y seguir adelante… Y me doy cuenta de que la única manera de salvarme es matar a la «madre perfecta», ¡tal como V. Woolf sugirió en el siglo pasado matar al «ángel de la casa»!
Y aquí viene el libro de E. Vivas: “Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad” que pretende iluminar esta experiencia tan común y a la vez tan diferente para todas nosotras al criticar el modelo de maternidad impuesto por el patriarcado y el capitalismo, medicalizando los procesos normales y buscando nuestro silencio, sumisión y obediencia.
Desde el dilema de si una mujer será madre y la presión social que acompaña a cada elección hasta la infertilidad, el embarazo y el parto, con aproximaciones teóricas, resultados de investigación y evidencias de su experiencia personal como madre, la socióloga española E. Vivas intenta deconstruir una serie de percepciones opresivas bien fundadas y propone abordar la maternidad como un campo de reivindicaciones sociales, luchas y solidaridad.
“Para mí, una mamá feminista es una mamá desobediente, una mamá rebelde que no es un objeto pasivo sino un objeto activo, que si bien lucha contra la maternidad patriarcal y neoliberal, no renuncia a la experiencia maternal”. ¡Dice la autora! Ciertamente no soy desobediente ni rebelde, pero darme cuenta de que hay otras mujeres (la mayoría) que se sienten sobrepasadas por la ideología materna dominante es al menos reconfortante.