Olivia Carballar | La Marea
Cuenta Esther Vivas que uno de los mejores momentos en su experiencia como madre fue precisamente cuando se enteró de que iba a serlo. Tardó cuatro años en lograrlo, con tratamiento de reproducción asistida incluido. Luego se dio cuenta de que ser madre era igualmente una proeza en estos tiempos y va camino, añade, de convertirse en un privilegio.
De las contradicciones, de la belleza, de las ambivalencias, de los malos momentos, de los buenos, de las verdades y de las mentiras, de los mitos y los tabúes escribe Vivas en Mamá desobediente, editado por Capitán Swing, y publicado también en catalán por Ara Llibres.
¿Cuál es el mensaje, qué quiere trasladar con este libro?
La necesidad de repensar la maternidad en clave feminista y de reivindicar una maternidad rebelde, insumisa y emancipadora. Y visibilizar una serie de temas vinculados a la maternidad que son tabú, ponerlos encima de la mesa y abordarlos. Porque ¿cómo unas prácticas tan fundamentales para la reproducción humana como gestar, parir y dar de mamar son tan menospreciadas? A partir de esta mirada tenemos que repensar todo ello.
¿A quién va dirigido?
Es un libro que no solo va dirigido a madres, a mujeres embarazadas o que quieran tener un hijo. Este libro va más allá. La maternidad es un hecho que nos incumbe a todos, no es una responsabilidad individual. Es una responsabilidad colectiva. Aun no siendo madres, por el hecho de que hemos sido hijas e hijos, tenemos una relación con ella, o bien porque acompañamos procesos de crianza. Yo, como mujer, de izquierdas y feminista, cuando me quedé embarazada y tuve a mi hijo, me sentí profundamente huérfana porque, a menudo, desde estos espacios no se ha abordado la maternidad con todas sus complejidades y contradicciones, y se ha dejado en manos de la derecha. Yo misma no me había planteado la maternidad hasta que, como digo, me quedé embarazada y tuve a mi hijo. Entonces fue cuando me di cuenta de todo esto, de cómo unas prácticas tan esenciales son tan invisibilizadas, no ya a nivel social y político, sino incluso en movimientos sociales que aspiran a cambiar el orden de cosas. Y eso me movió a reflexionar sobre el tema.
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