La urgencia de compartir una indignación

Una reseña del libro ‘Planeta indignado’

Cristian Jara Alvarado | Revista R@mbla

Mediante una visión exhaustiva y enriquecida del actual panorama económico, los investigadores Josep Maria Antentas, profesor de sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona,  y Esther Vivas, miembro del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, han dado en la diana con Planeta Indignado, Sequitur ediciones,  un ensayo que pone de manifiesto los motivos que han conducido  a la economía  por este rumbo incierto, el mismo que a su vez ha desencadenado el cuestionamiento acerca de  la vigencia del capitalismo como sistema político.

Desde la caída de Lehman Brothers, a las consecuencias del neoliberalismo que, entre otras cosas, sirvió para debilitar al movimiento obrero y sindical,  las ventajas y desventajas de un mundo globalizado, el despertar de  la Primavera árabe y en ese marco,  el importante papel demostrado por las  mujeres, “sujetos políticos visibles y con reivindicaciones propias en el proceso revolucionario” el nacimiento del  15 M, Occupy Wall Street, el papel de las redes sociales,  la crisis alimentaria, el cambio climático, el juego sucio de la  deuda externa  y el termómetro de Grecia, por no decir la olla presión que se avecina, además de otros temas;  asistimos a lo que opera como un texto fundamental para entender cual es y será nuestro lugar en el mundo.

En el plano local, de momento  todos los días asistimos a la crisis que como forma de organización  atraviesa la democracia. Los líderes políticos del PP y sus discursos improvisados, las acusaciones que  únicamente sirven para sacar ventaja de las diferencias mantenidas con  PSOE,  el mismo que a su vez articula su lenguaje positivo con la finalidad de alcanzar el poder en las futuras elecciones;  han hecho posible  que el ciudadano de a  pie entienda de una vez por todas que  los políticos que dominan la escena actual, no conforman una representación inteligente, comprometida y  capaz de jugárselo todo por sacar a un país  del barro en el que ha caído.  Expresarlo, como en el caso del 15 M,  a voz en cuello en una plaza como Sol o Cataluña  y encima contagiar a miles de personas ha sido, (aun cuando para el sociólogo polaco Zygmunt Bauman represente un movimiento emocional carente de pensamiento),  uno de los mayores acontecimientos del año 2011 y de este nuevo siglo, porque, ¿acaso se encontraba dentro de un marco probable que un mundo globalizado y enfermo de neoliberalismo, tuviera ese despertar multitudinario?

Aunque en referencia a lo emocional, el señor Bauman tenga tal vez  razón, se equivoca en lo que atañe al pensamiento, porque es imprescindible recordar que la construcción de un pensamiento no se reduce a un trabajo de la noche a la mañana. Para verlo en todas partes  es necesario reconstruir el modelo social actual y eso, requiere de una colaboración generalizada. Ahora bien,  cuando eso se termine de  asumir, cuando se entienda de una vez por todas que el cambio está en las manos de la población tal vez se podrá ver la luz que no se llega a ver en el túnel, porque  únicamente  “el cambio social vendrá de la acción colectiva de la mayoría de la población”. La inercia lo único que hará será retrasar la salida  o, por el contrario: aceptar de manera resignada el gravísimo descenso  de un nivel de vida que volverá a ser impuesto, una vez mas,  por quienes ven en el sistema capitalista la única solución.

No permitamos que lo poco alcanzado hasta ahora se desvanezca porque recién entonces estaremos perdidos.

Planeta indignado es una lectura necesaria, una manera inteligente  de demostrar que la indignación más que una  cólera ante la injusticia es una respuesta sensata al nefasto estilo de vida que desde el neoliberalismo se nos ha impuesto mediante un sistema impulsado por una democracia aparente. Más que nunca ahora es cuando el movimiento 15 M y todos los demás movimientos de carácter semejante que empiezan a cobrar vida a nivel mundial, deben recuperar su esencia para, de una u otra manera, hacer frente a políticas económicas que actúan en desventaja ya que favorecen solamente al 1 % de la población mundial, y entre otras cosas porque  los recursos naturales en los países del tercer mundo no son infinitos  y la falta de medidas en torno al cambio climático, puede ya estar dando muestras de que algo grave está empezando a ocurrir y que, de momento en materia de supervivencia, no debemos perder de vista que  el cambio climático “requeriría de transformaciones sociales y económicas que no se quieren llevar a cabo”. Sin el mínimo de temor  es momento de pasar a la acción. El argumento de que “los movimientos sociales son siempre imprevisibles, llegan llenos de contradicciones, pero también de esperanzas y potencialidades enormes”,  será fundamental ahora que debemos pensar en algo verdaderamente importante: ofrecerles una oportunidad mejor a  nuestros hijos.

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