“Se estigmatiza a la gente que pasa hambre, pero no a las causas del hambre”

Emili Serra | Agencia EFE

La periodista e investigadora en políticas agrícolas y alimentarias Esther Vivas (Sabadell, 1975) cree que las personas que buscan comida en contenedores son estigmatizadas y rechazadas, incluso por la administración que llega a cerrar los contenedores.

Vivas, que acaba de publicar el libro El negocio de la comida. ¿Quien controla nuestra alimentación?, editado por Icaria, asegura que la pobreza alimentaria es una de las consecuencias de la crisis económica y ha criticado en una entrevista con EFE que “se estigmatice la hambruna y la gente que pasa hambre, pero no las causas de esta situación”.

“Se dice que la gente que busca en la basura genera alarma social, pero lo que debería generar alarma social es que la gente se vea abocada a esta situación de pobreza”, alerta la experta.

En su libro, Esther Vivas se adentra en los entresijos del negocio del modelo agroalimentario global para explicar cómo los alimentos recorren miles de kilómetros hasta llegar a nuestro plato, o cómo se ha llegado al punto de especular con el precio de la comida.

La autora asegura que pese a producir comida para alimentar hasta 12.000 millones de personas, 1 de cada 8 pasa hambre. Esto, según Vivas, demuestra que nuestro modelo alimentario está “enfermo” porque indica que los alimentos se han convertido en mercancía: “O tienes dinero para comprar comida, que cada día es más cara, o no comes”, afirma la activista.

“Hoy en día se suministran más fármacos a animales sanos de granja que luego sirven para alimentarnos, y esto tiene un fuerte impacto en nuestra salud”, destaca Vivas, que aboga por cuestionarnos la actual producción agrícola “intensiva y kilométrica”.

Según la periodista, un tercio de los alimentos que se producen a escala mundial “acaba perdiéndose antes de llegar a la mesa”, y de esto tienen una gran culpa los supermercados.

Al ser preguntada por estos, la autora asegura que los supermercados tienen una responsabilidad “importante en el derroche alimentario”, y recuerda que estos lanzan diariamente “toneladas de alimentos que podrían dar respuesta a las necesidades de mucha gente que pasa hambre”.

“Pese a todas las campañas de mercadotecnia que estos realizan, sólo un 20 % de las grandes superficies dona comida al Banco de los Alimentos”, destaca la autora del libro, en el que propone un modelo de alimentación que esté más centrado en el comercio local y de proximidad antes que seguir comprando en las grandes superficies.

La gran distribución, según Vivas, está terminando con el comercio local “expulsándolo de nuestras calles”. La activista recuerda que el año 1998 había 95.000 tiendas en España, y en 2004 sólo 25.000, lo que demuestra una “creciente erosión del comercio local”.

Además, hay varios estudios que demuestran que entre un 20 y un 25 % de nuestras compras en un supermercado son el resultado de “impulsos externos” contra los que el comercio local no puede competir.

La investigadora recuerda que por un puesto laboral que se crea en un supermercado se destruye “un puesto laboral y medio”, en la medida que muchas tiendas acaban cerrando porque “no pueden competir con los precios y los horarios de estas grandes superficies”.

Esther Vivas termina con un consejo: “Hay que cuestionarse si realmente compramos tan barato cómo creemos. Pese a la tendencia creciente de homogeneizar lo que comemos hay alternativas, como la agricultura ecológica y de proximidad, que pueden ayudar a que esta tendencia cambie de dirección y haga de la alimentación un bien al que todos podamos optar”.

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