Mary Carmen S. Ambriz | Milenio
Lejos de la idealización, la socióloga y escritora española Esther Vivas analiza las implicaciones que trae consigo la maternidad. Este año se publicó la edición mexicana de Mamá desobediente (Ediciones Godot, México, 2021), en donde examina por qué es más sano pensar la maternidad desde una perspectiva feminista.
El libro se dio a conocer hace dos años en España y ya ha alcanzado once reimpresiones. Luego se publicó en varios países de América Latina y, este año, en México; en dos meses se agotó la primera edición.
Al preguntarle a Esther Vivas por qué debemos ser madres desobedientes, responde: “A las madres se nos ha impuesto ese ideal de maternidad sumisa, sin voz, encerrada en lo privado y en el hogar. Este modelo ha estado presente en muchas generaciones. Las madres no tenemos que ser abnegadas ni sacrificar nuestra vida, tampoco debemos ser la Superwoman que llega a todo con un cuerpo perfecto; ese ideal de madre es inasumible, indeseable, tóxico y genera mucho malestar con relación a las mujeres y la maternidad”.
Desde la perspectiva de Vivas, es necesario que las madres se rebelen contra el tipo de maternidad que ha impuesto el patriarcado, “porque no nos representa y, al contrario, se requiere apelar a la madre como sujeto político, como sujeto de derechos. Sólo así las mujeres tendremos una maternidad libre, no impuesta, con derechos y, lo más importante, satisfactoria”.
Días de pandemia
Durante la pandemia, las mujeres que son madres se han visto con una carga de trabajo intensificada: apoyan a sus hijos con la educación a distancia, se encargan de las labores del hogar y, por si fuera poco, hacen home office. La especialista reconoce que la pandemia ha visibilizado la hipocresía de la sociedad que, por un lado, alaba la maternidad —y lo vemos con el festejo del Día de las Madres— pero que, al mismo tiempo da la espalda a las necesidades y a los derechos de las madres: “Nos niega partos respetados, licencias de maternidad más amplias; es una sociedad que nos juzga, culpabiliza como madres, en donde nos imponen ideales maternos. Cuando los niños están obligados a permanecer las 24 horas en casa, sin poder ir a la escuela, las madres nos hemos hecho cargo de los pequeños, y esto ha generado muchos problemas de estrés, de salud mental, de sentirse una mala madre, una profesional incompetente. La pandemia nos vino a echar en cara la desigualdad laboral y de género, porque la vida de los padres, desde casa, no ha cambiado mucho”.
Aunque existen varios problemas comunes relacionados con la maternidad en Hispanoamérica, la autora investigó cuáles son los principales reclamos en cada región en Latinoamérica. En México, por ejemplo, acentúa que no se respetan los derechos de las mujeres durante el parto. La Organización Mundial de la Salud señala que un porcentaje de cesáreas superior al 10-15 por ciento no está justificado. El uso innecesario de esta práctica tiene consecuencias negativas en la salud física y mental de las madres y bebés. En 2016, según datos de la OCDE, Panorama de la salud: Latinoamérica y el Caribe, México era uno de los países de América Latina con un porcentaje de cesáreas más alto, un 49 por ciento sobre el total de nacimientos.
“Se han agudizado más las prácticas que constituyen la violencia obstétrica, se han inducido partos, se han programado muchas cesáreas innecesarias, se han separado a muchas madres de sus criaturas al nacer, o se ha obligado a las mujeres a parir solas sin un acompañante, tuviera o no covid, cuando la OMS dice que toda mujer en tiempos de pandemia sanitaria haya dado positivo de covid o no, tiene derecho de dar a luz acompañada, y a no ser separada de su bebé para poderlo amamantar. Estos derechos han sido sistemáticamente vulnerados”, detalla Esther Vivas, para quien el Día de las Madres no contribuye a tener una mejor experiencia como madre, sino a “mirarnos en el espejo de una maternidad impuesta, que no nos representa y que nos genera mucha culpa y malestar”.