Cómo ejercer la maternidad al margen del mandato patriarcal

Inés Hayes | Las 12 Página 12

Son las 10 de la mañana en Buenos Aires y las madres de hijes pequeñes ya hicimos de todo: dimos la teta, preparamos desayunos, nos tiramos en el piso, hicimos casitas, pusimos varias veces la pava a calentar, contamos cuentos y ayudamos a hacer tareas. Si bien en Argentina y gracias al movimiento feminista, el aborto es legal desde el año pasado, las tareas de cuidados y la maternidad, aun cuando es deseada, siguen estando en su mayoría a cargo de las mujeres. Del otro lado del océano y con 4 horas de diferencia, en Barcelona, la socióloga y periodista Esther Vivas charla con Las12 sobre la necesidad de construir maternidades feministas y desobedientes.

“Hoy en día, el ideal de la maternidad perfecta se mueve a caballo entre la madre sacrificada y abnegada y la súper mami, que llega a todo, con un cuerpo perfecto que siempre está disponible para el mercado de trabajo. Es aquí donde vemos cómo el sistema patriarcal impacta en el concepto de madre hegemónico y se relega la madre y la maternidad a lo privado, a una responsabilidad exclusiva de la mujer. Al mismo tiempo vemos que en este referente materno también incide un sistema productivista y neoliberal que supedita el cuidado, la crianza, la maternidad siempre a lo productivo”, dice Esther Vivas

Desde hace años, el patriarcado se ha apropiado de la maternidad desde un punto de vista muy reaccionario, vulnerando derechos y libertades, explica la socióloga española. “Hay que acabar con el mandato de la “buena madre”, pero al mismo tiempo hay que reivindicar la experiencia materna como una experiencia libremente elegida y que tiene que estar dotada de derechos: como el derecho a un parto respetado, a una licencia de maternidad amplia, compatible con el postparto y la lactancia materna, a no ser discriminadas en el ámbito laboral y poder conciliar empleo y crianza”, detalla Vivas.

A lo largo de la década del 2000, Esther estuvo muy implicada en el movimiento antiglobalización y participó activamente en distintas ediciones del Foro Social Mundial. Fue en 2015 cuando nació su hijo que empezó a dedicar su tiempo y su militancia a defender los derechos de las madres y las personas que cuidan. “Es el feminismo el que debe terminar con estas violencias y reivindicar a las madres como sujetas políticas para poder vivir una experiencia de maternidad libre de abusos y de violencias y plenamente satisfactoria”, sostiene.

Desde su libro Mamá desobediente, una mirada feminista a la maternidad (Ediciones Godot), Vivas llama a romper una serie de silencios que rodean la experiencia materna: “hay que poner en cuestión el ideal romántico de la maternidad y el postparto: ser madre no es fácil y aun es más difícil en esta sociedad que es hostil a la crianza, al cuidado y a la vida”.

Su libro y sus ideas aparecen hoy en los chats de madres y en sus conversaciones. “Una maternidad feminista es la que reivindica a la madre como un sujeto político y un sujeto de derechos: en mi embarazo, en mi parto y en mi lactancia mando yo. A menudo a las madres se nos trata de manera condescendiente desde que quedamos embarazadas, en el parto, en el posparto y no se nos respeta nuestro derecho a decidir sobre esos procesos”, señala.

“Nos han robado el parto y la lactancia porque nos han hecho creer que no podíamos parir, que no podíamos dar de mamar, que teníamos que delegar en terceros”, dice Esther Vivas, por eso, para ella, “una maternidad feminista es esa que se reconcilia también con la capacidad que las mujeres tenemos de gestar, de parir y de amamantar –si así lo deseamos- sin idealizar estas experiencias pero siendo conscientes que en la gran mayoría de los casos podemos transitar estas experiencias si queremos, que somos sujetas de derecho, que no tenemos que delegar nuestros partos en terceros, como nos han hecho creer”. 

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