Reconciliarme con mi maternidad

Valeria Schiappapietra | Guia de maternidad

Estoy segura de que te pasa o te ha pasado, eso de sentirte mala madre, pero no esa sensación de rebeldía social que nos lleva a decirlo con desfachatez: «¡soy mala madre!». Hablo de esas cosas de la maternidad que realmente nos llevan a cuestionarnos si lo estamos haciendo bien, si somos buenas para nuestros hijos o hijas. 

Me refiero a esa sensación que es propia de la ambivalencia que tiene la vivencia materna o que se puede dar en episodios de depresión postparto o en situaciones de la crianza que nos hacen sentirnos sin referencia y solas o desbordadas. Todas en algún momento estuvimos sumidas en ese sentimiento.

Todavía recuerdo esos primeros días de puerperio y tengo muy presente sentirme abrumada, en una nebulosa de tiempo sin tiempo, pero además recuerdo sentirme perdida. Recuerdo preguntarme por una guía para todo lo que estaba viviendo y sintiendo. Sentía que tenía que encontrarme y encontrar mi propia forma de criar, de acompañar a mi bebé, tenía mucho miedo, los consejos no pedidos me hacían mucho ruido y muchas veces me sentí mala madre, sentí que yo no era buena para criar a mi hija, que no le hacía bien… 

¿Qué fue lo que me sacó de la oscuridad?

Darle cabida a mi forma de criar, mirarme con cariño, ver que no soy perfecta y que eso está bien, ver que cada día crezco y cada día lo hago mejor que el día anterior. Mirarme con amor, con aciertos y errores. Quizá, podríamos decir que es la mejor forma de reconciliarme con mi maternidad. 

Pero como amante de las palabras, necesito nombrar mi maternidad. Reconciliarme significa para mí, poder integrar todas esas sensaciones innombrables, poder sacar toda la bruma de mi cabeza y esa sensación de falta de aire en el pecho. Descifrar todas esas preguntas que aparecen como carteles de colores en mis pensamientos, que me llevan siempre a las grandes preguntas: ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Soy una buena madre?

Descubrir cómo sería esa reconciliación o profundizar cada día más en esa búsqueda es todo un proceso que nos lleva a crecer con nuestros hijos e hijas.

¿Qué es lo que me ilumina en esos momentos?: tender redes, buscar ayuda, y como ya les he contado en lo primero que me refugié fue en los libros. La lectura me ayuda a encontrar esa reconciliación, esa guía y además me lleva a encontrarme con la vivencia de otras mujeres en torno a la maternidad. 

Reconciliarme con el feminismo

Además la maternidad me hizo tambalear muchas de mis creencias identitarias como mujer y una de las fundamentales fue si podía ser feminista aun cuando sentía el deseo de ser madre. 

Sentía que si era madre no podía ser feminista, no me sentía igual de merecedora de derechos que otras mujeres. Aunque ahora sé que este sentimiento es muy absurdo, antes de ser madre me lo cuestionaba así, si mi deseo era ser madre entonces no era buena feminista.

Cuando fui madre el sentimiento fue peor, no podía ser buena feminista y tampoco podía ser buena madre. Entonces sentía el vacío y ese dolor, esa sensación de los entuertos en cada exhalación, necesitaba reconciliarme con mi maternidad, encontrar un rumbo, una guía, poner en palabras todos esos sentimientos que no entendía, los innombrables: la culpa, la soledad, el desasosiego y otras sensaciones que no podía explicar porque sentía que venían desde muchas generaciones atrás, de muchas mujeres atravesadas por la maternidad.

Cuando pude rearmarme un poco y encontrarme en otras mujeres, armar una red, recibí un regalo, un bálsamo, un libro que me permitió ponerles nombre a todas esas sensaciones y a mi maternidad, me ayudó a darle forma y a entender por qué sentía todo eso. Entonces llegó la reconciliación con mi maternidad y con el feminismo también. 

El libro Mamá desobediente, una mirada feminista a la maternidad de Esther Vivas, que lo leí cuando mi hija ya tenía más de un año, pero me hubiera encantado conocerlo en esa primera etapa del puerperio. Un libro con un recorrido histórico, político y sociológico de la maternidad, muy rico en experiencias maternas que nos unen y nos atraviesan a todas.

En seguida de leer el libro tuve la maravillosa oportunidad de hacer una charla en vivo con la autora, en la que conversamos sobre: 

  • ¿Cómo es ser escritora feminista? ¿cómo conciliar la escritura con la maternidad y el rol de cuidado de la mujer en esta sociedad?
  • La importancia de visibilizar a otras voces feministas que han escrito sobre la maternidad a lo largo de la historia.
  • Repensar el lenguaje, las palabras y la escritura desde un punto de vista inclusivo, para acabar con los prejuicios.
  • Qué es ser una mamá desobediente y feminista. Ser madre o ser libre.
  • La ambivalencia materna, visibilizar el puerperio y la necesidad de que el cuidado sea algo puesto en el centro de la sociedad.
  • Las diferentes formas de violencia y mal trato hacia las madres desde el embarazo, parto y lactancia, crianza…
  • Intentamos visibilizar la necesidad de una mejor atención y acompañamiento en el duelo gestacional y perinatal.

Esta charla fue el comienzo, la semilla de esa reconciliación con mi maternidad y el feminismo. Ahora estoy convencida de que mi maternidad es feminista y desobediente. Este libro se transformó en un libro de referencia, de lectura continua; lo tengo marcado y señalado porque hay frases que me gusta releer y además porque la autora realiza un recorrido muy interesante de literatura sobre maternidad y feminismo, entonces tomo la bibliografía como recomendaciones de nuevas lecturas.

Les voy a compartir una de las frases que tanto me gustan y que creo que es la base de lo que les estoy contando:

«Necesitamos un feminismo que incorpore la maternidad a su agenda. La maternidad entendida como el derecho de las mujeres a decidir sobre nuestro cuerpo, derecho al aborto, derecho a quedar embarazada cuando deseamos, derecho a decidir sobre nuestro embarazo, parto y lactancia, derecho a poder criar y a tener vida propia más allá de la crianza. He aquí esa maternidad feminista, desobediente e insumisa que tanta falta nos hace.»


El encuentro

Toda reconciliación implica un encuentro, un mirarse y reconocerse, un abrazo. Ese encuentro más íntimo y reconfortante lo viví cuando tuve la oportunidad de conocer en persona a Esther Vivas, la autora vino a Montevideo en noviembre de 2023 para presentar su libro, pero también organizó reuniones junto a otras mujeres que trabajan en pro de esa mirada feminista de la maternidad en Uruguay. 

Tuve el honor de participar del encuentro en Librería Guyunusa, donde no solo conocí a Esther Vivas personalmente y de cerca, en un círculo de mujeres muy ameno, en el que hablamos sobre feminismo y maternidad y nuestras propias experiencias y labor en ese tema. 

Conocer a Esther fue sublime, es una persona muy accesible y generosa con sus conocimientos y experiencias; muy cercana, amable y auténtica. Haber compartido ese rato con ella y además conocer a otras mujeres de esta comunidad que trabajan día a día por esa mirada feminista de la maternidad, acompañando a otras mujeres madres, defendiendo sus derechos y los de las infancias; ese fue realmente el momento cúspide de reencuentro conmigo, con mi ser madre y ser feminista, me pude ver en esas mujeres y en las historias que traían, me sentí contenida y agradezco saber que hay muchas en esta lucha y estamos juntas. 

Te dejo acá más frases de ese librazo que todavía me conmueve cada vez que lo leo:

«La maternidad ha sido un tema incómodo para el feminismo. El binomio «mujer-madre» impuesto por el patriarcado ha hecho que una parte muy significativa del feminismo rechazara la maternidad, la negara, la obviara, la menospreciara.»

«La maternidad ha sido usada por el patriarcado y por el capitalismo como un instrumento de supeditación y control de las mujeres, para relegarnos al ámbito doméstico, privado e invisible. La maternidad, como obligación, ha significado un freno a las aspiraciones femeninas, un obstáculo para la igualdad y la autonomía.»

«Las reflexiones de Adrienne Rich, que distinguía entre la maternidad como institución patriarcal y la maternidad como experiencia personal, nos ayudan a llenar este vacío. No se trata de renegar del hecho de ser madres, sino de las condiciones en las que lo somos en el patriarcado.»

Si todavía no lo leíste te lo recomiendo muchísimo, si necesitás hacerte el tiempo o querés una guía de lectura escribime en mis redes sociales y lo leemos juntas en el Club de lectura para madres que organizo

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