¿Cómo se perfila una maternidad feminista?

Lucía Castro | La República

Este Día de la Madre es una buena fecha para deconstruir la maternidad. Los mensajes, valorando su trabajo y esfuerzo por el cuidado que ofrece a su familia, se vuelven vacíos si no se empieza a reconocer que estos están llenos de estereotipos sobre un tipo de “buena madre” que debemos empezar a derribar.

Es por ello que, Esther Vivas, escritora del libro “Mamá desobediente”, nos invita a repensar la maternidad desde una perspectiva feminista y a cuestionar los mandatos tradicionales sobre las mujeres madres. Acá te compartimos algunas de sus claves.

Cuestionar el actual concepto de maternidad

El principal punto que comparte la escritora es cuestionar la mirada actual que se tiene de la maternidad. Eso implica señalar que la figura de madre abnegada o superwoman que hace todo por sus hijos es inexistente.

“Este ideal de maternidad perfecta no representa la experiencia real de las mujeres y es aquí donde tenemos que acabar con el mito de la buena madre. Es decir, que ser madre significa equivocarse, no llegar a todo, no poder más, amar con locura a tu bebé y al mismo tiempo no poder más con él”, explicó la escritora a La República.

La maternidad es ambivalente

A partir de este nuevo cuestionamiento, la escritora concluye que la maternidad es ambivalente; es decir, que puede ser interpretada de dos formas.

“Se trata del sufrimiento de la ambivalencia: la alternancia mortal entre el resentimiento amargo y la mayor gratificación y ternura (de ser madre)”, señala Vivas en su libro.

Asimismo, para la escritora, aceptar esta polarización ayuda a las mujeres a tener una “experiencia positiva, evitando todo sentimiento de culpa cuando la frustración (de ser madre) nos desborda”.

Incluir todas las maternidades

Vivas también incluye en su libro la importancia de reconocer todos los tipos de maternidades como:

  • Las madres solteras: aquellas que no consideran tener un esposo para criar un bebé, pues cuentan con una carrera profesional que les permite solventar a su hijos/as solas.
  • Las madres adoptivas: esta se alcanza luego de renunciar a una maternidad biológica, ya sea de manera voluntaria u obligatoria, por problemas de infertilidad. La forma en cómo se llega a ser madre no es de importancia, sino su búsqueda por lo mejor para su hijo/a.
  • Madrastras: esta concepción llena de prejuicios como “la madrastra mala de los cuentos” ha hecho mucho daño a este tipo de maternidad. Así como con las madres adoptivas, lo único que importa es querer al hijo de su pareja, con quién está reestructurando una nueva familia.

Maternidades con privilegios

Para la escritora, la maternidadv iene atravesada por las categorías de clase social y de raza; es decir, existen madres que cuentan con el privilegio de contar con una pareja que apoye al cuidado o el poseer una economía que te permita cubrir todas las necesidades de un bebé.

“Si tú tienes pocos recursos económicos, si eres una mujer pobre con un trabajo laboral precario, aún vas a tener más dificultades de tu experiencia materna. Si eres una mujer negra e indígena, pues tu vivencia va a ser más violentada y vas a sufrir mayores discriminaciones”, expuso la escritora para este diario.

En busca de derechos maternos

Vivas señala que el feminismo debe incorporar en su agenda la lucha por derechos de la maternidad. Por ejemplo, exigir una ley de parto respetado para erradicar la violencia obstétrica u obtener mejores licencias de maternidad.

“Cuando el patriarcado reivindica la maternidad, lo defienden los sectores más conservadores, donde las mujeres no podemos decidir sobre nuestro cuerpo. Donde se nos quiere encerrar en casa sin capacidad de visión, y la única manera de acabar con él es reivindicando la maternidad como una cuestión feminista”, manifestó la periodista.

Maternidad colectiva

La escritora menciona que ante “esta sociedad antimadres lo que es fundamental es criar en red o buscar círculos de apoyo”.

“Las redes han contribuido a cotidianizar la maternidad, mostrando una realidad que no tiene nada que ver (con) los reportajes edulcorados de embarazos y pospartos de famosas (…). Todos ellos son espacios que dan voz y visibilidad a las madres, a su experiencia y a representar una forma de empoderamiento individual y colectivo”, señala Esther en su obra.

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