Maternidades desatadas en las redes

German Paley | Chilango

INSTAGRAMADRES | Muchas mamás al rededor del mundo han encontrado en Instagram una comunidad para compartir y aprender a ser madre.

Traer vida a este mundo, criar y acompañar a las infancias en su desarrollo autónomo, libre y saludable es un desafío que desde un comienzo supone tomar decisiones en múltiples planos. ¿Qué tipo de acompañamiento quiero durante mi embarazo? ¿De qué manera quiero parir? ¿Amamantar o fórmula? ¿Dejo que llore o no? ¿A quién tengo a mi lado como compañía necesaria durante la crianza?… Y un sinfín de preguntas que surgen en el transcurrir de la vida y que al hacerlo van definiendo formas y modos tan múltiples como únicos.

Está claro que no existe un manual con respuestas exactas y que la maternidad se va haciendo a base de pruebas y errores. No hay soluciones mágicas, tan solo intentos y enfoques posibles ante situaciones que van ocurriendo cada día y a cada hora. La maternidad es esa revolución que transforma sin saber muy bien cómo; por eso los vínculos para compartir experiencias, prácticas, sentimientos se vuelven tan necesarios.

Instagram es un espacio clave donde quienes maternan pueden construir conversaciones, encontrarse iguales y diferentes, e ir demoliendo ese molde del “ser madre” para, entre fotos, likes y posts, devenir madre en la propia medida.

En las redes, la maternidad se multiplica y expande en todas sus formas. INSTAGRAMADRES reúne distintos perfiles de quienes están activando el pensamiento y el afecto de lo que significa maternar y sus realidades.


@esthervivasesteve. 45 años. Barcelona, España. Un hijo.

Soy autora del libro Mamá desobediente (Ediciones Godot, México). Tanto en mi libro como en mi activismo en redes sociales planteo una mirada feminista y desobediente de la maternidad: las mujeres tenemos que desobedecer el mandato de la maternidad patriarcal, es decir, no seguir el ideal de buena madre, de madre perfecta, abnegada, sacrificada, sin vida propia, donde la mujer desaparece tras la figura de la madre.

Al contrario, reivindico la maternidad con todas sus luces y sus sombras. Hay que entender que a menudo no somos la madre que queremos ser sino la que podemos ser, en un contexto en el que tenemos casi todo en contra. Hablar de la maternidad real nos permite a las mujeres madre reconciliarnos con la experiencia materna y liberarnos de la culpa que tanto nos acompaña.

Una madre desobediente y feminista se reconcilia con su propio cuerpo y con su capacidad de gestar, parir y amamantar. Históricamente, la maternidad ha sido relegada a lo privado, a lo individual. A menudo las mujeres no hemos tenido voz y nos hemos sentido presionadas para esconder la experiencia materna real en lo que podemos llamar la “máscara de la maternidad”.

Es necesario socializar experiencias, romper tabúes y silencios, como los problemas de fertilidad que sufrimos las mujeres, el dolor tras una pérdida gestacional, hablar de la depresión postparto. Las redes sociales permiten que más mujeres tomen conciencia de que la maternidad también es esto. Con la ola feminista que estamos viviendo, cada vez más mujeres estamos lanzando la voz en esta dirección: no todo es color de rosa.

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