Diana Juárez Torres | Corriente Alterna
La maternidad después de los 30 y antes de los 25 se ha convertido un tabú. Somos cuestionadas por ser madres jóvenes o por serlo muy “grandes”. Hablamos sobre el tema con Esther Vivas, autora de “Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad” (2020). La autora nos invita a hablar sobre el tema y cuestionar estas reglas impuestas.
La “m” de mamá es uno de los conocimientos básicos que adquirimos en la escuela primaria. “M” de mami, de mamita. ¿Pero qué hace que seas una madre? Fue una pregunta lanzada a Esther Vivas, autora del libro Mamá desobediente, quien cada cuanto interrumpía la entrevista para observar los pájaros que se paseaban en el patio de su Airbnb; ubicado a una esquina del Museo de las Intervenciones, en Coyoacán, Ciudad de México.
Esther Vivas, periodista, escritora y socióloga catalana especializada en análisis social, decidió ser madre a sus 34 años, y se convirtió en una a los 39, en 2015. En este proceso se aventuró a escribir sobre la maternidad. Esto al notar los prejuicios y dificultades por los que atravesaban las mujeres que decidían embarazarse y maternar.
Su libro, ahora, se ha convertido en un referente para cuestionar la maternidad. “Las mujeres sufrimos una serie de violencias por el solo hecho de ser mujeres; esto se repite cuando te conviertes en madre; y las madres, sistemáticamente, estamos sometidas a procesos en los cuales recibimos un trato paternalista discriminatorio”, comenta la autora.
La entrevista con Vivas fue 15 días después de una visita que tuve con una ginecóloga, a quien le expresé mi deseo de ser madre. Al saber mi edad, 35 años, me señaló como una futura “madre añosa”. La tensión en la consulta aumentó cuando me pidió subirme a la báscula. “Estás en primer grado de obesidad”, apuntó la doctora. Traté de justificarme: “Acabo de comer, ¿no influirá eso?”. En consecuencia, me prescribió una larga lista de estudios para ver si algo en andaba mal; entre ellos, ultrasonido transvaginal, perfil hormonal, estimulante de tiroides y “testosterona libre”.
Para Esther, la anécdota sobre mi visita con la ginecóloga fue un acto violento. “Yo creo que no es correcto que, cuando una mujer con 35 años busca una criatura, le digan que es una ‘madre añosa’. Si una mujer, a partir de cierta edad, también le cuestionan su maternidad, su deseo de ser madre, tiene que ver con este abuso y esta violencia de un sistema patriarcal que no nos reconoce como mujeres y como madres, como sujetos de derechos, como sujetos con capacidad de decisión”.
Los tabúes sobre ser madre
La educación sexual que nos han dado, al menos en México, nos hace creer que en cualquier coito nos vamos a embarazar. Algunas páginas nacionales sobre fertilidad advierten que la edad más reproductiva es de los 23 a los 25 años, y que las posibilidades de embarazo son de 35%. En contraste, la Organización Mundial de la Salud señala que el periodo de reproducción de las mujeres es de los 15 a los 44 años. Aunque sí hay una “ventana de fertilidad”, como dijo Maritza García Espinosa —médica cirujana especialista en ginecología y obstetricia y subespecialista en medicina materno Fetal— al sitio feminista La Cadera de Eva, la diferencia está en que, después de los 35, el embarazo no es tan espontáneo.
Esther Vivas apunta que las mujeres de su generación, nacidas en los años setenta, “vivieron engañadas”.
—Creíamos que nos íbamos a embarazar rápidamente porque nuestras madres se quedan embarazadas de manera muy fácil; se embarazaban con “veintipocos años”, con menos de 30. Siempre se ha puesto énfasis en que evites tener un embarazo. Lógicamente, todo esto nos ha llevado a una mirada sobre las posibilidades de embarazarse que es errónea, porque quedar embarazada no es tan fácil a partir de cierta edad.
La decisión de querer ser madre a los 35 años se relaciona con una estabilidad económica, emocional individual y de pareja. Situación que es similar a la de otras mujeres que también deciden serlo. La escritora catalana ha encontrado que las mujeres han pospuesto su maternidad después de los 30 debido a estas razones.
Además de las complicaciones biológicas, ya que los días propicios para la concepción dentro del ciclo menstrual son pocos, que supone embarazarse después de los 30, esto por la calidad de los óvulos; existen otros problemas sobre la infertilidad que deben abordarse, como la creciente exposición a tóxicos ambientales y alimentarios, señala Vivas.
“Multiplicaré sobremanera las molestias en tus embarazos”
Esther Vivas describe Mamá desobediente como un ensayo sobre la maternidad, escrito en clave periodística desde una mirada sociológica; con elementos históricos, citas literarias, elementos autobiográficos y de experiencia de otras mujeres. También aparecen algunas citas bíblicas como esta: “Multiplicaré sobremanera las molestias en tus embarazos, y con dolor parirás a tus hijos. Tendrás ansia de tu marido y él te dominará” (Génesis 3:16).
Desde la escritura de la Biblia se está imponiendo la maternidad y se condiciona la experiencia de las mujeres, reflexiona Vivas; desde esta línea judeocristiana, la menstruación y el parto son vistos como algo impuro, “que se debía purificar”; por eso, solo otras mujeres podían atender el parto, cuenta.
A la fecha, cuestionar la maternidad, repartir las labores de cuidado entre el padre y la madre, es un desafío para las mujeres. “Tan sólo hay que ver las licencias de paternidad”, dice la escritora feminista.
En México, los hombres solo tienen derecho a cinco días de licencia con goce de sueldo; un corto tiempo que recarga las labores de cuidado hacia las mujeres.
Si los cuidados deben repartirse ¿la maternidad se comparte? Fue uno de los cuestionamientos con los que se abrió la conversación con la autora de Mamá desobediente, del que se desprendieron algunas reflexiones. “La maternidad debería ser considerada una responsabilidad colectiva”, explica; el cuidado de las infancias no solo debe recaer en las mujeres, también en los padres; incluso se involucran otras mujeres, como las madrastras, a quienes se les ha estigmatizado por ser mujeres, ya que no pasa lo mismo en el caso de los padrastros.
Para Vivas existen muchas maneras de ser madre, que van mucho más allá de la biología: puede haber madres adoptivas, madres madrastras, madres que acompañan. Lo importante es que exista un vínculo, no necesariamente biológico. Dentro de la sociedad, cada uno de nosotros tenemos una responsabilidad de cuidado hacia el otro, porque el cuidar es un acto político, concluye.