Cuando asecha el peligro, nace el miedo. Aparece como una sensación que ayuda a prevenir un eventual daño, pues es capaz de paralizarnos y así evitar que actuemos de manera irresponsable. El miedo en cierta medida nos cuida, pero también el miedo evita el riesgo. Y por supuesto, un montón de avances en la humanidad no habrían sido posibles sin riesgos. Es decir, sin enfrentar el miedo.