Yo, mujer, decido

Esther Vivas | Público

“Nosotras parimos, nosotras decidimos”. El tiempo no pasa para dicha consigna. Ya sea en blanco y negro o tecnicolor, las mujeres seguimos saliendo a la calle para reivindicar nuestros derechos. Nadie lo hará por nosotras. Este 28 de septiembre, día internacional por la despenalización del aborto, volvemos a dejar claro que sobre mi cuerpos sólo yo, mujer, decido.

La ofensiva del Gobierno del PP para reformar y restringir, aún más, la ya limitada Ley de interrupción voluntaria de embarazo muestra la actualidad de la necesaria lucha feminista. Una reforma que quiere hacernos volver veinte años atrás, con una legislación más restrictiva que la de 1985, y que sólo permitirá abortar en supuestos muy restringidos. Un nuevo intento de la derecha ultraconservadora por decidir y legislar sobre el cuerpo de las mujeres.

Ante estas medidas, no podemos quedarnos calladas, mientras nos condenan a la clandestinidad, poniendo en peligro nuestras vidas con abortos ilegales. La interrupción voluntaria de embarazo no puede estar tipificada, como hoy pasa, como delito dentro del Código Penal. No somos delincuentes, somos mujeres, con derechos (aunque a algunos no les guste), que queremos decidir sobre nuestra maternidad. El aborto debe de estar incluido en la sanidad pública y ser accesible a todas las mujeres, independientemente de su origen y situación legal. Y la educación sexual, y el acceso a los anticonceptivos, es una premisa imprescindible para no tener que abortar.

La crisis no sólo implica una pérdida de derechos económicos, sociales, democráticos, laborales sino, también, sexuales y reproductivos. Asistimos a una ofensiva político-ideológica que nos hace retroceder décadas en libertades que han costado años de lucha conseguir. Unas medidas de derechas, machistas y homófobas, que aumentan las desigualdades y golpean, principalmente, a las que menos tienen.

No olvidemos la reciente medida del PP que niega los tratamientos de reproducción asistida (inseminación artificial y fecundación in vitro) en la sanidad pública a lesbianas y a mujeres solas. Una política que atenta contra la igualdad de acceso a los servicios públicos, que discrimina a determinados colectivos y que busca imponer un único modelo de familia. Nos quieren con miedo, pobres, sumisas, calladas y heterosexuales. Pero frente a la cotilla heteropatriarcal que buscan imponer, nos reivindicamos diversas y libres. Libres para decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra sexualidad.

*Artículo en Público, 27/09/2013.

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