Maternidad “desobediente” en tiempos de cuarentena

Natalia Blanco | La Nación

Madre no hay una sola: hay tantas como mujeres sobre la Tierra. En tiempos de cuarentena hay, incluso, muchos “modelos” en cada una: mamá teletrabajo, mamá maestra particular, mamá cocinera, mamá encargada de limpieza y desinfección del hogar, mamá changuito y diligencias, mamá soporte de abuelos en grupo de riesgo y más. No es que los hombres no compartan tareas o que no se vean afectados por las mismas responsabilidades: no se trata de eso. Se trata de visibilizar la sobrecarga de trabajo puertas adentro que trajo consigo el aislamiento social. “La pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto la inmensa carga de cuidados que llevan a cabo siempre las mujeres”, asegura la española Esther Vivas, autora de Mamá desobediente, un libro que ha causado revuelo en España y que acaba de publicar en el país Ediciones Godot.

Socióloga, periodista y escritora, Vivas es analista política en medios españoles y escribe, entre otras cuestiones, sobre maternidad con una perspectiva feminista con el fin de “reconocer su contribución histórica, social, económica y política”. En su libro confluyen el ensayo, la autobiografía y numerosas referencias literarias. “Mamá desobediente es un ensayo que parte de mi experiencia personal como madre. De hecho, el libro se gestó y lo escribí a lo largo de los tres primeros años de vida de mi hijo, y recoge también el testimonio de muchas mujeres”, explicó la autora desde Barcelona.

-¿Por qué sostiene que la maternidad es un campo en disputa?

-Es que en la medida en que no la reivindicamos desde una perspectiva feminista, la maternidad continúa silenciada, en manos de sectores reaccionarios. Mi libro nació, en cierto modo, de una indignación, la de tomar conciencia, una vez que quedé embarazada, de lo poco valorada que era la maternidad. Y ya no solo a nivel social sino también por una parte significativa del movimiento feminista, que ha tendido a identificar la maternidad exclusivamente con esa maternidad patriarcal que nos ha sido impuesta y que nos impide decidir sobre nuestro cuerpo, pero sin tener en cuenta que la maternidad, como experiencia libremente elegida, es fuente de satisfacción para muchas mujeres, y un elemento central de nuestras vidas.

-¿Cómo vive la experiencia de la maternidad, con confinamiento social obligatorio en España que recién ahora se está flexibilizando?

-Criar a un niño de cinco años y trabajar desde casa no es sencillo. A pesar de que con mi pareja nos dividimos el cuidado del pequeño al 50 por ciento, queda muy poco tiempo para escribir, hacer gestiones y sacar adelante todo los temas que quiero. También ha sido muy difícil tener al niño en casa las 24 horas durante más de 40 días. Considero que ha habido una gestión muy adultocéntrica del confinamiento infantil, sin tener en cuenta las necesidades de las criaturas como salir a la calle y jugar al aire libre para su correcto desarrollo psíquico y físico. En la mayoría de países europeos, las criaturas han podido salir durante casi toda la cuarentena al menos una hora al día a la calle manteniendo una distancia de seguridad con otros adultos, pero en España, como en el conjunto de América Latina, esto no ha sido posible.

-¿Considera que la cuarentena afecta las condiciones de vida de la mayoría de las mujeres?

-Sí. La pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto la inmensa carga de cuidados que llevan a cabo las mujeres. Una vez que cierran las escuelas y los niños tienen que quedarse las 24 horas en casa (porque no pueden estar con los abuelos, que son población de riesgo), ¿quién se hace cargo de los más pequeños? Pues, en la gran mayoría de los casos, las madres. A este trabajo de cuidados, hay que añadir que muchas de estas madres o bien tienen que hacer su trabajo remunerado desde casa o salir a trabajar como siempre a pesar de la cuarentena. Compatibilizar una cosa con la otra es prácticamente imposible.

-En el primer capítulo critica dos modelos impuestos: “ángel del hogar” y “superwoman”. ¿No existe un punto intermedio?

-Es que ahora la “buena madre” ya no es solo la madre sacrificada de toda la vida sino que además tiene que ser la “supermami”: estar siempre disponible para el mercado de trabajo y con un cuerpo perfecto. Es por eso que el sentimiento de culpa y la carga con la que las madres vivimos la maternidad es mayor en este contexto de cuarentena porque no llegamos a todo. Sin embargo, lo que tenemos que denunciar es que es imposible llegar a todo, el problema no somos nosotras sino un modelo social, económico y laboral que da la espalda al cuidado y que nos considera a las mujeres como únicas responsables del mismo.

-Entonces no es cierto aquello de que “madre hay una sola”.

-No. Lo de “madre hay una sola” es una gran mentira, que invisibiliza la maternidad real bajo un ideal de madre inasumible. Lo cierto es que hay tantas madres como mujeres e incluso más porque una misma madre puede vivir la maternidad de manera distinta en función de su momento vital, de si espera la primera criatura o tiene otras, de si cría en solitario o está acompañada, de si tiene trabajo remunerado y estable o no. El contexto socio-económico determina, y mucho, la maternidad. Además no solo existe la maternidad biológica sino que también está la maternidad adoptiva o ser la madre de las criaturas de tu pareja aunque no las hayas parido. De aquí que siempre hay que hablar de maternidades en plural.

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