“La maternidad no es un destino único sino un derecho y una elección”

Patricia Melgarejo | Noticias Postivas

“La maternidad es una responsabilidad colectiva, de mujeres, de hombres, de la sociedad en general. Nos han hecho creer que es una cuestión individual, que se debe quedar encerrada en el hogar, cuando es una cuestión política que viene muy condicionada por el contexto social y económico en el cual vivimos, y este determina nuestra experiencia materna”, afirma la periodista y socióloga catalana Esther Vivas, autora de Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad, Ediciones Godot.

“Hoy la sociedad y el mercado de trabajo son hostiles a la maternidad, a la crianza, al cuidado y a la vida. Y estas prácticas son esenciales para la reproducción humana, por lo tanto, deben ser responsabilidad de todos”, agrega Vivas, que conversó con NOTICIAS POSITIVAS sobre un tema que muchas veces la agenda feminista dejó de lado, al calor de las reivindicaciones de los años 60 y 70. Su libro lleva ya nueve ediciones en España y dos en la Argentina, en donde se lanzó en febrero de este año, así como en Chile y Colombia. En cada país fue publicado por una editorial independiente y la portada, diseñada por una ilustradora local para sintetizar la impronta del lugar. En estos tres últimos países de América Latina, la mujer de la tapa lleva anudado a la muñeca el pañuelo verde, símbolo de la lucha por la decisión sobre sus cuerpos, respecto del aborto legal, seguro y gratuito. Las palabras maternidad y desobediencia  inspiraron estas ilustraciones a las dibujantes. En breve, se presentará también en Brasil y Bolivia.

“Pese a que el tiempo avanza, nos siguen imponiendo a las mujeres dos modelos: la madre abnegada o la mujer maravilla que trabaja afuera y dentro del hogar. Ya no solo debemos ser las mujeres sacrificadas que fueron nuestras abuelas, sino también esas supermujeres que siempre están disponibles para el mercado de trabajo. La madre sacrificada de siempre ha sufrido una intensificación neoliberal. Pero, en realidad, ninguno de estos ideales de maternidad nos representan, ni tienen en cuenta nuestra verdadera experiencia. Son mitos útiles al sistema patriarcal o al sistema capitalista neoliberal que quiere a la mujer encerrada en casa o produciendo para el mercado. En mi libro planteo poder rebelarnos contra estos ideales, decidir en contra de estas imposiciones y sacar a la maternidad real del armario.”

Para Esther Vivas, las mujeres tienen poca capacidad de decisión a la hora de ser madres. “A las mujeres se nos infantiliza, se nos da un trato paternalista desde que quedamos embarazadas, durante el parto y la lactancia. Y de lo que se trata es de poder decidir sobre este proceso. Cada mujer va a vivir la maternidad de un modo diferente, de lo que se trata es de darle el valor a esta experiencia que, históricamente, se le ha negado”, sostiene la socióloga.

Otro de sus planteos es que hay que maternizar la paternidad. “Si bien después del parto la criatura tiene la necesidad de estar con su madre, vinculado al proceso biológico del embarazo, el parto y la lactancia, esto no quita que el varón no pueda participar. El apoyo en el posparto es imprescindible y es muy importante que la pareja (el varón, si es una pareja heterosexual) se implique en estas tareas. La maternidad es fundamental para la reproducción de la especie humana. No es solo algo que se va a resolver en el seno del hogar. Y la sociedad y el mercado de trabajo le dan la espalda. Hay que cambiar la mirada, no es la maternidad que nos penaliza. sino que es el mercado de trabajo que no da valor a la experiencia materna. Tenemos unas licencias que no son compatibles con una lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida, como recomiendan todas las instancias de salud. La madre podrá decidir si quiere o no dar el pecho, pero si quiere hacerlo es imposible. Y si los hombres sienten que los penaliza tomarse la licencia, no se trata de un cambio individual, sino que es la sociedad la que debe llevar a cabo”.

En busca de un nuevo paradigma 

“La maternidad no solo viene acompañada de una cuestión de género –y de ahí que se la haya invisibilizado–, sino que también viene acompañada de una cuestión de clase social y de raza”, sostiene Esther Vivas. “En consecuencia, si eres una mujer con menos recursos económicos, con un trabajo precario que no puedes llegar a fin de mes, seguramente tendrás muchas más dificultades para poder llevar a cabo esta experiencia materna. Pocas mujeres pueden estar con su bebé más allá de los tres o cuatro meses que le permite su licencia. Entonces se trata de una cuestión de derechos sociales, de derechos de la madre y de la criatura. No me refiero a una cuestión esencialista de la maternidad sino a reivindicar este proceso vital. Es necesario que haya un cambio de paradigma por parte de las políticas públicas y por parte de las empresas.

Es imposible obviar la coyuntura, por eso preguntamos si después de la pandemia que nos ha mantenido confinados en cuarentena, habrá una revalorización de las tareas de cuidado. “La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto los ingentes trabajos de cuidados que llevamos a cabo las mujeres y han agudizado mucho más la imposibilidad de conciliación de las tareas de cuidado con el trabajo de la mujer fuera del hogar. Han cerrado las escuelas, los abuelos son población de riesgo, y tal vez la mujer tiene que hacer teletrabajo o concurrir al lugar porque cumple tareas esenciales. Las mujeres no llegan con todo y encima se sientes culpables. Pero soy escéptica respecto a que esto genere un cambio de paradigmas.

«Para eso, se necesita que haya un cambio también en los movimientos sociales y feministas para que reivindiquen la maternidad, los derechos de la mujer a la hora de parir, de la lactancia, etcétera. El movimiento feminista tiene un reto pendiente. Tal vez porque el patriarcado ha puesto la biología de la mujer como un destino único. Gracias a la lucha de las feministas de los años 60 y 70 hoy podemos decir que ya no es un destino único, hoy es una elección. Seguramente habrá un estigma si decides no tener hijos, pero hoy lo puedes decidir. Pero en este rebelarte de los años 60 y 70, se cayó en un cierto discurso antirreproductivo. Hoy podemos mirar a la maternidad con menos prejuicios. Y podemos reivindicarla en clave feminista sosteniendo que tememos derecho no ser madres o a quedar embarazadas, a tener un parto respetado, a dar de mamar, etc.»

Concluye Esther Vivas: «El feminismo debe tener un relato propio de la maternidad, ni la imposición patriarcal reaccionaria ni ahora la neoliberal. Una experiencia llena de múltiples ambivalencias, pero también fuente de grandes satisfacciones”. 

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