Replantear la maternidad desde el feminismo

Karina Vargas | Reporte Índigo

La justicia, la igualdad y la libertad total para que las mujeres puedan decidir sobre ellas mismas son algunos de los objetivos principales del feminismo; sin embargo, el debate de este movimiento y sus atribuciones políticas, culturales y sociales para poner sobre la mesa o descartar ciertos temas inherentes a la mujer, ha dejado a la maternidad, de manera directa o indirecta, en un terreno alejado a la discusión de otros asuntos cruciales como el derecho al aborto.

“El auge de la nueva ola feminista es una oportunidad para sacar a la luz pública todas las opresiones, violencias y desigualdades que sufrimos las mujeres, y la maternidad es un campo plagado de discriminaciones. Necesitamos un feminismo que abrace la maternidad”, afirma Esther Vivas, periodista, socióloga y autora del libro Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad (Ediciones Godot).

Este año se publicó la edición mexicana del tomo e incluye un prólogo especial que aborda una de las mayores problemáticas en torno a la maternidad en México: la violencia obstétrica, abuso por el cual, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016, tres de cada 10 mujeres, entre 15 y 49 años de edad que tuvieron un parto, sufrieron algún tipo de maltrato por parte de quienes las atendieron.

“La violencia obstétrica es una experiencia transversal a la maternidad al margen de dónde vivas, porque forma parte estructural de la atención sanitaria al parto, pero quería poner en relieve la situación de México, porque cuando hablamos de que un 43 por ciento que dan a luz lo hacen por cesárea, quiere decir que hay un problema” expresa la autora, pues la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que lo normal es entre 10 y 15 por ciento.

Se trata de una de las manifestaciones más normalizadas de la violencia de género, porque muchas de las prácticas que se ejercen dentro de un hospital parecen actos inherentes al parto, pero la realidad contradice a lo establecido.

“Nos han dicho que parir es eso, que te obliguen a dar a luz sola, que no te puedas quejar, que te insulten, que te falten al respeto, etc. Por eso es tan importante visibilizarlo, para que las mujeres puedan pasar de víctimas a supervivientes, así como erradicar estas malas prácticas”, señala Esther Vivas.

Resultado de la experiencia personal de la periodista, desde el ángulo personal e intelectual de ser madre, el libro nació con el objetivo de “abrir puertas, romper mitos y silencios”, y lo dedica a las “mujeres que son madres, a las que quieren serlo, a las que no lo son, y a todas aquellas y aquellos que acompañan en los procesos de crianza, porque la maternidad nos implica a todos”.

Interseccionalidad y libertad

El pasado 30 de junio, el Congreso del Estado de Hidalgo aprobó, con 19 votos a favor, ocho en contra y una abstención, la práctica del aborto hasta la doceava semana de gestación. Con ello se convirtió en el tercer estado, de 32, en despenalizar esta decisión. Le anteceden Oaxaca y la Ciudad de México.

Al respecto, Esther Vivas señala que la despenalización del aborto “es la premisa inicial para tener derecho a una maternidad libre, elegible y no impuesta”, y manifiesta que es tan importante defender esta posibilidad como la de poder ser madre cuándo y cómo cada una elija. “Esta última cuestión debería ser un elemento central en el discurso feminista”.

“Para mí, la maternidad en clave feminista implica defender el derecho de la mujer madre a decidir sobre su cuerpo, es decir, a poder decidir sobre su parto, su embarazo, su lactancia”, opina.

Además, contempla la deconstrucción del mito de la “buena madre”, y sacar del armario los silencios que la rodean, a fin de lograr una experiencia satisfactoria y libre de culpa.

No obstante, Vivas recuerda que la maternidad no sólo se ve afectada por las desigualdades de género, sino también por las de raza y clase.

“En función de tu clase social, o raza vas a tener más dificultades para llevar a cabo tu maternidad, y tu experiencia va a ser aún más violentada. Y esto lo vemos claramente en cómo las mujeres indígenas o mujeres negras sufren más violencia obstétrica que las mujeres de clase media o alta, blancas”, abunda.

De acuerdo a la escritora las preocupaciones de una madre de clase media son muy distintas a una madre con pocos recursos económicos. Mientras para una madre de clase media, tal vez su mayor preocupación será cómo conciliar empleo y maternidad, para una mujer pobre se tratará de garantizar techo y comida, o cómo evitar que le quiten la custodia.

“Solo nombrando estas realidades vamos a normalizarlas y aquellas mujeres que transitan por estas experiencias se van a sentir acompañadas y entenderán que no son las únicas”

Maternidad y feminismo para Esther Vivas

La escritora y socióloga subraya la importancia de ver el acto de ser madre desde una perspectiva interseccional, que implica factores transversales como raza, clase, edad, entre otras, y no solo el poder dar a luz.

“El libro plantea mirar la maternidad con las gafas del feminismo, desde una perspectiva en la que yo, como mujer, puedo decidir sobre esta experiencia”, señala Esther Vivas.

Asimismo, destaca que una visión político-sociológica de la crianza, el cuidado, la gestación y todo lo que implica ser madre, con una pluma periodística y “pinceladas de historia, para entender de dónde venimos”, y a partir de esto “entender en dónde nos encontramos”.

Mamá desobediente también aborda temas tabús, como la infertilidad, la muerte gestacional, el robo de bebés, el miedo a parir, la depresión posparto, entre otras, con la intención de nombrar estas realidades y acompañar a quienes las transitan.

 “Busco valorar y visibilizar la importancia del embarazo, el parto, la lactancia y la crianza en la reproducción humana y social reivindicar la maternidad como responsabilidad colectiva, en el marco de un proyecto emancipador”, concluye Esther Vivas.

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